En
ocasiones hemos hecho comentarios sobre medidas económicas y sus resultados y
una vez tras otra hemos comprobado como todos ellos caen en saco roto. Pensando
por qué ocurría eso hemos llegado a la conclusión de que quizás el lenguaje
empleado o los conceptos utilizados eran demasiado elevados para ser
comprendidos por aquellos que tienen que poner en marcha las medidas necesarias
para salir de la crisis. Por eso vamos a iniciar una serie explicativa a un
nivel que creemos comprensible.
Primera
lección
Érase
un político de un país tan pobre, tan pobre, que ni siquiera podía pagar sus
deudas. Era uno de los más pobres de Europa. Y resulta que un día, divagando por
la Unión Europea
y lamentándose de su suerte, apareció una enanita alemana que le dijo:
-Buen hombre, he oído
tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Utiliza el Real Decreto;
es tan maravilloso que todos los días te permitirá subir un impuesto.
La enanita desapareció
sin más ni más y el político llevó el Real Decreto al Congreso. Al día
siguiente, ¡Oh sorpresa!, subió el IRPF. Lo puso en una cajita y se fue con
ella a la prensa, donde comentó que era lo mejor que se podía hacer.
Al día siguiente, loco
de alegría, subió el IVA. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos
los días podía poner en práctica una nueva medida.
Fue así que poco a
poco, bajando los sueldos, eliminando derechos, fue convirtiéndose en el hombre
más “popular” de entre los de su género en Europa. Sin embargo, una insensata
avaricia hizo presa su corazón y pensó:
“¿Por
qué esperar a que cada día el Real Decreto me realice un cambio? Mejor los hago
todos a la vez y conseguiré todo el dinero que quiera”.
Y así lo hizo, bajo el
sueldo a los funcionarios, redujo la prestación por desempleo, introdujo el
co-pago sanitario, aumento el impuesto del tabaco, subió el precio de la luz,
quitó financiación a la educación …. pero no contó con que los ciudadanos de
ese país tenían un límite. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este insensato
político consiguió que aumentara el déficit, el paro y eliminar el estado del
bienestar aunque eso sí, la enanita quedó contenta.
La primera lección acaba aquí, que cada uno saque sus conclusiones. Hasta la próxima.
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