sábado, 31 de diciembre de 2011

El día que España se subió al guindo

Hace unos meses recibía en mi correo una de las múltiples teorías que sobre conspiraciones politico-económicas van pasando de mano en mano, hasta que algún avispado guionista de Hollywood las materializa en una película o documental con el que ganar un Oscar. Según esta teoría, Goldman Sachs habría sido capaz de colocar en el panorama político y económico europeo a varios de sus hombres aprovechando la situación creada a raiz de la caída de Lehman Brothers. En concreto hablaba de Lucas Papademos (Grecia), Mario Monti (Italia) y Mario Draghi (Banco Central Europeo). En definitiva nombres de las finanzas para salvar las finanzas. Demos o no credibilidad a la teoría lo cierto es que los últimos acontecimientos acaecidos en Europa con la lluvia de millones de euros para la banca y el nombramiento fruto del benchmarking español de nuestro reciente ministro de economía, proveniente de Lehman, no hacen más que agrandar dicha teoría. La prensa internacional, y hablamos de la BBC, Financial Times, Bloomberg y Le monde han focalizado sus noticias en este nombramiento y, como no, la oposición a través del secretario de organización de su partido ha querido poner el dedo en la llaga, aunque todos ellos olvidando que la caída de Lehman se produjo, podríamos decir, por no haber sido una entidad financiera europea. Mientras que la Reserva Federal no inyectó dinero del contribuyente norteamericano en esta entidad, tanto el Banco de España como el Central Europeo y los diferentes Gobiernos han actuado de manera diferente ayudando a las distintas entidades y evitando su caída en un acto que merecerá cuando menos un capítulo propio en los libros de historia de la economía bajo el epígrafe: “Los impuestos de los ciudadanos se van a la banca”.
No obstante, dicho nombramiento cumple con las expectativas creadas por el recién elegido Presidente cuando fijó las líneas estratégicas de su gobierno. “Lo primero será Europa”, ya que Merkel no hubiera permitido lo contrario y “lo segundo será la banca” se llame Sachs, Lehman o CAM y la tercera línea será, pienso yo, lo que determinen la primera y segunda citadas.
Se ha criticado mucho a Gran Bretaña por no querer aceptar las tesis alemanas pero, si lo analizamos desde una perspectiva simplista quizá lo que no quiera es que las administraciones se endeuden y los ciudadanos tengan que pagar más impuestos, aunque al final sean los ciudadanos a través del Banco Central los que compren la deuda de sus gobiernos y pueda llegar dinero a la banca que lo pagará con los intereses y comisiones que cobran a los ciudadanos. A mí me suena a "efervescencia" impositiva. No hace muchos días se oyeron algunas declaraciones en las que se afirmaba que no era misión de los gobiernos garantizar el estado del bienestar. Pero entonces, ¿Para qué pagamos impuestos?
En algunas ocasiones Alemania ha querido conquistar el mundo pero, de manera equivocada, utilizó armas y ejércitos. Ahora lo ha hecho mejor, ha utilizado la economía y ya ha conquistado Europa tan sólo se han quedado fuera como otras veces los británicos, y aunque los españoles siempre hemos querido mandar, en el pensamiento de que somos una gran potencia, siempre nos quedamos mirando esperando que se desvanezca el eclipse en el que desde hace siglos nos vemos sumidos. Esperemos que nuevamente y bajo su tradicional lema “God Save the Queen” sean capaces de mantener el equilibrio.
En cuanto a otras líneas de actuación, de todos es sabido que Cataluña ha querido siempre “Más” y aunque para reducir el déficit de la sanidad española el apellido de la ministra asusta, esperemos que mientras exista economía sumergida no se imponga el copago, puesto que esto sería como dar carta de naturaleza a las actuaciones extrafiscales por mucho que la Fiscalía de Delitos Económicos de Barcelona presente una querella contra el presidente de abogados, Emilio Cuatrecasas, por 10 presuntos delitos fiscales (los golpes de efecto son cada vez menos creíbles). 
Pero con todos los problemas que tiene España, el verdaderamente importante es el empleo y ahí habría que poner toda la carne en el asador. Se ha instado desde el poder público a un acuerdo proveniente del Diálogo Social ¡Qué bonito!, aunque de manera coercitiva. Si no acordáis, lo impongo yo (el Gobierno), venían a decir. Algo que para mí y salvo que algún legalista me indique lo contrario nos llevaría a un acuerdo con nulidad iuris et de iure, es decir a una nulidad de pleno derecho ya que viene contaminado por amenaza. Pero aunque se de por válido, porque los ciudadanos lo hemos decidido así, ¿Quiénes son los protagonistas de ese Diálogo Social? A lo largo de la crisis las grandes ideas de la patronal han sido: bajar los impuestos, abaratar el despido, disminuir salarios, reducir los costes de la seguridad social. Como vemos la innovación a través de la capacidad imaginativa es lo que está haciendo que salgamos de la crisis de forma tan airosa. Pero lo peor es que este diálogo no es más que un bimonólogo puesto que, la parte contratante de la primera parte como diría Marx (me refiero a Groucho y no al zar proletario) no tiene interés y la parte contratante de la segunda parte no existe o mejor dicho, existir existe, al menos en las partidas presupuestarias, pero actúa tan en la sombra y con tanta ineficiencia que sólo se hacen visibles el uno de mayo entrando en una situación, un tanto kafkiana, de que el día que hacen una huelga y por tanto el día que trabajan, sea también el día que les descuentan el salario por no trabajar.
Pero ya que todos sabemos que hacer política no es más que dejar que el tiempo transcurra entre dos elecciones consecutivas, no resulta extraño que para equilibrar las cuentas de la seguridad social nuestro actual Presidente se encomiende a Fátima. Sólo espero no tener que oír que nuevamente España se ha caído del guindo.

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