Cuando todavía no se han apagado los ecos de la crisis, o mejor dicho los gritos del silencio de los millones de parados que deambulan por España, vemos con alegría los que hemos sido privados de la libertad de fumar y el resto supongo que también, que los castellanos leoneses no hemos sido responsables de poner en peligro de extinción a los cachalotes y marsopas junteras. Los que tenemos algún sentimiento ecologista no podemos permitirnos poner, a los que pudieron ser la enseña de nuestra comunidad en ese trance.